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Muchos padres se muestran
excesivamente preocupados porque en algunos hogares la hora de la comida se
convierte en un autentico calvario cuando los chicos se niegan a comer. En este
sentido es fundamental enseñar a los niños buenos hábitos y evitar actitudes erróneas
en la mesa.
Los llantos, pataletas, los recurrentes esto no lo quiero, pueden llegar a desesperar. En lo relativo a la cantidad, lo recomendable varía mucho de unos niños a otros. Uno puede comer menos que otro y tener sus necesidades básicas cubiertas.
Hay que vigilar que la dieta esté proporcionada que haya proteínas como carne, pescado o huevos y que tenga también una suficiente cantidad de fibra sobre todo de frutas y verduras. Ademas de legumbres. Generalmente los niños se alimentan mejor en los colegios y en las guarderías porque tienen unas pautas muy concretas.
El niño tiene una zona de juegos, abandona esos lugares, se sienta a una mesa con los demás compañeros, se le sirve, come y cuando termina se va a jugar. Y no ven televisión mientras comen.
Si un niño tiene alimentos a su alcance, en un momento determinado, los va a consumir.
Los pequeños saben que a los padres les preocupa que no se alimenten bien y, por eso, algunos lo utilizan como chantaje emocional.
Es importante no forzar la ingesta y menos de forma sistemática, aunque durante unos días el niño coma un poco menos. Ello evitara una espiral de errores que desembocará en un trastorno de conducta difícil de corregir.
Fuente:
Diario El Día Domingo,
Suplemento Interés General.
Los llantos, pataletas, los recurrentes esto no lo quiero, pueden llegar a desesperar. En lo relativo a la cantidad, lo recomendable varía mucho de unos niños a otros. Uno puede comer menos que otro y tener sus necesidades básicas cubiertas.
Hay que vigilar que la dieta esté proporcionada que haya proteínas como carne, pescado o huevos y que tenga también una suficiente cantidad de fibra sobre todo de frutas y verduras. Ademas de legumbres. Generalmente los niños se alimentan mejor en los colegios y en las guarderías porque tienen unas pautas muy concretas.
El niño tiene una zona de juegos, abandona esos lugares, se sienta a una mesa con los demás compañeros, se le sirve, come y cuando termina se va a jugar. Y no ven televisión mientras comen.
Si un niño tiene alimentos a su alcance, en un momento determinado, los va a consumir.
Los pequeños saben que a los padres les preocupa que no se alimenten bien y, por eso, algunos lo utilizan como chantaje emocional.
Es importante no forzar la ingesta y menos de forma sistemática, aunque durante unos días el niño coma un poco menos. Ello evitara una espiral de errores que desembocará en un trastorno de conducta difícil de corregir.
Diario El Día Domingo,
Suplemento Interés General.