Las lanerías están en su mejor
momento.
También hay charlas y talleres para aprendices.
En estos días de frío,
hacer un ovillo, tomar las agujas y ponerse a tejer puede convertirse tanto en
un plan entretenido como en una terapia descontracturante.
En las lanerías de
la ciudad aseguran que entre las jóvenes hay un resurgimiento del tejido. Ya
sea con telar, con 2 agujas o al crochet, el tejido resulta una actividad que
relaja, pero también es de utilidad.
Ya no se asocia solo a las personas
mayores porque esa labor se hizo extensiva a mujeres de todas las edades. En el
caso de muchas estudiantes universitarias que entre examen y examen tejen
bufandas, gorros o accesorios para despejarse.
Algunas chicas tejen para
entretenerse o porque acceder a las prendas se les hace difícil, pero a veces,
aparece alguien a quien le gusta lo que hicieron y entonces comienzan a vender.
Un variado stock de lanas entre las que se destacan las que son 100 x 100
merino, mohair – mezcla de lana con pelo de cabra – o distintos hilados a mano,
permiten tejer pulloveres, sacos, chalecos, bufandas, gorros o polainas.
La
propia factoría ademas de ser gratificante, puede representar un ahorro de
importancia. Por ejemplo tejer una bufanda, que es algo iniciático en el
tejido, llega a costar la quinta parte que adquirirla en comercios.
Fuente:
Diario El Plata. Julio 2014.
Carlos Pietraroia, comercio de lanas.