#cuentos y narraciones #felicesfiestas #hijos #padres #familia #duendes #navidad #findeaño #añonuevo
Hace muchos, muchos años, en vísperas
de una Navidad, al escritorio del editor de un importante diario llego la carta
de una nena –Virginia- que decía: querido Editor: soy una nena de ocho años.
Algunos de mis amiguitos dicen que Papa Noel no existe. Pero mi papa dice que
si sale en el diario, es cierto. Por favor, dígame la verdad ¿Existe Papa Noel?
El editor contesto así: Virginia: yo creo que tus amiguitos están equivocados.
Ellos han sido afectados por la incredulidad de estos tiempos. No creen más que
en lo que ven sus ojos. Piensan que aquello que sus pequeñas mentes no pueden
comprender no existe. Todas las mentes, Virginia, sean de adultos o de niños,
son pequeñas. En nuestro vasto universo el hombre es un simple insecto, una
hormiga, cuya inteligencia no resiste la comparación con el mundo ilimitado que
la rodea. Si Virginia. Papa Noel existe.
Su existencia es tan real como el amor, la generosidad y la devoción y tú sabes
que éstas abundan y dan gozo y belleza a tu vida. ¡Que sombrío sería el mundo
sin Papa Noel! No existiría la fe ingenua infantil; no habría romance ni poesía
para hacernos tolerable la existencia. No tendríamos más gozo que el de los
sentidos…. La eterna luz con que la infancia ilumina al mundo se extinguiría. ¡Cómo
no creer en Papa Noel! Aunque no lo veamos ¿Esto que prueba? Nadie ve a Papa
Noel. Pero es que hay cosas muy reales en el mundo que ni los niños ni los
adultos ven. ¿Has visto alguna vez a las hadas danzando en el jardín? Por
supuesto que no, pero eso no prueba que no estén allí. Nadie puede concebir o
siquiera imaginar todas las maravillas invisibles que existen en el mundo.
Tu
puedes romper el sonajero de un bebe y descubrir que es lo que produce el
sonido, pero el mundo que no vemos tiene un velo que lo cubre, un velo que ni
el hombre más fuerte puede descorrer.
Solo la fe, el amor, la fantasía, el
romance y la poesía pueden descorrer esa cortina y permitirnos ver el cuadro de
belleza sobrenatural y gloria que esta más allá de nuestros sentidos. ¿Es todo
real? Ah, Virginia, no hay en este mundo nada mas real y permanente que esa
trascendencia.
¿Qué no existe Papa Noel? El vive y vivirá por siempre. Mil años
después de ahora, Virginia, es más, diez mil años después de nuestro tiempo, el
continuará alegrando con su espíritu el corazón de los niños….
Estas palabras
fueron escritas por Francis P. Church, director asistente de The New York Sun y
se publicaron el 21 de diciembre de 1897. Su destinataria era Virginia O
Hanllon, de 8 años. Más de 100 años pasaron desde entonces pero conservan toda
su ternura y vigencia.
Fuente:
Revista Clarín, domingos.
Las más bellas
historias de navidad.
2008.