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El cambio de estación es el
momento perfecto para comenzar a reparar los vestigios del verano y preparar
nuestras plantas, jardines y terrenos para los posibles estragos del invierno.
Pero, dependiendo del lugar donde se esté la experiencia con cada época es diferente.
El agua que echamos en el terreno se mantendrá ahí por más tiempo y sin
evaporarse. Lo cual redunda en más tiempo para que las raíces de las plantas
puedan absorberla y alimentarse. Pero en terrenos con pobre drenaje y donde se
producen charcos de agua, esto puede provocar que se pudran las raíces. Así que
hay que asegurarse de que el terreno este en optimas condiciones antes de
proceder a hidratar. Se debe tener más cuidado en terrenos arcillosos donde el
sustrato tiende a acumular agua, La poda es muy recomendada en la época de
otoño. Pero igual que la hidratación, puede ser un arma de doble filo.
La poda por lo general estimula el nuevo crecimiento de las ramas y hojas. Por lo tanto, si se poda muy tarde en el otoño, los nuevos brotes se verán afectados con los primeros fríos del invierno. Para evitarlo hay que podar a principios del otoño para dar tiempo que maduren los nuevos crecimientos antes de que llegue el invierno.
El otoño tiene su encanto aun para disfrutar del jardín, que tan bien
se aprovecho en primavera y verano.
Fuente:
Suplemento Construcción, diario El
Plata.
Marzo 2018.