Cuando se fríe un alimento, se lo introduce
crudo o pre cocido en un medio graso como el aceite, a temperaturas que oscilan
entre los 160* y 200*C, durante un tiempo determinado, lo cual da como
resultado un producto dorado y crujiente.
Consejos para disfrutar de esta variante, con seguridad:
Usar aceites que resistan altas temperaturas; el de oliva y el de girasol son de los más estables, impregnan menos y eso los hace menos calóricos.
No mezclar aceite nuevo con aceite usado, ya que tienen distintos puntos de humo y, al sobrecalentarse, se oscurecen y producen sustancias irritantes y de alta toxicidad, como las acroleínas
.
Se puede utilizar el mismo aceite 2 o 3 veces, conservado en buenas condiciones.
El quemado nunca se reúsa.
Retirar el exceso de aceite de los alimentos con papeles absorbentes. Si no, luego quedaran blandos.
Consejos para disfrutar de esta variante, con seguridad:
Usar aceites que resistan altas temperaturas; el de oliva y el de girasol son de los más estables, impregnan menos y eso los hace menos calóricos.
No mezclar aceite nuevo con aceite usado, ya que tienen distintos puntos de humo y, al sobrecalentarse, se oscurecen y producen sustancias irritantes y de alta toxicidad, como las acroleínas
.
Se puede utilizar el mismo aceite 2 o 3 veces, conservado en buenas condiciones.
El quemado nunca se reúsa.
Retirar el exceso de aceite de los alimentos con papeles absorbentes. Si no, luego quedaran blandos.
Fuente:
Revista Viva Agosto 2015.
Yamila Meneses, tecnóloga alimentaria.