Hay distintos mecanismos apropiados para
accionar las cortinas en la actualidad.
Uno es un novedoso sistema de cable de
acero al cual se sostendrá la tela de la cortina por medio de ganchos o
argollas. Ante todo es muy práctico y fácil de adaptar a cualquier ventana,
pero solo para cortinas livianas y ambientes modernos e industriales. Por su
diseño despojado se adapta mejor a cortinas simples, sin demasiado diseño o
volados.
Las cortinas romanas consisten en un panel de tela liso que se pliega
verticalmente, formando un acordeón, gracias a un sistema de varillas
horizontales cosidas a intervalos regulares por dentro de la tela. Las varillas
sirven para mantener la tela tensa.
Las cortinas de enrollar consisten en un
panel de tela liso con un rodillo giratorio colocado en la parte superior que
permite enrollar o desenrollar la cortina desde un cordón.
Los visillos son
paneles de cortinas sujetos por arriba y por abajo mediante un sistema de
dobladillos en los que se pasa un par de varillas de metal tensadas y sujetas a
la ventana.
Las cortinas de rieles están compuestas por un riel y unas guías deslizantes
en las que se sujeta la cortina por medio de pequeños ganchos. Este sistema es
ideal cuando no se cuenta con suficiente espacio entre la ventana y el techo
para colocar un barral. Este sistema se completa con cuerdas o bastones para
abrir o cerrar las cortinas, que van colocados en un lateral de la ventana.
Pese a que las opciones pueden ser muchas, es preciso aclarar cuál o cuáles son
los motivos por los que se piense en una cortina. Estos fines pueden ir desde
filtrar el paso de luz, mantener la intimidad del interior, brindar calidez a
los ambientes y hasta darle un toque estético distintivo a cualquier ambiente.
Fuente:
Suplemento Construcción, diario El Plata.
Mayo 2016.