Los paneles de revestimiento fotovoltaico se
colocan encima de materiales de construcción sin acabado como ser ladrillo o
concreto, en la fachada de los edificios y en el techo.
Es una inversión que se
recupera rápidamente.
Estos módulos sustituyen materiales de revestimiento como
cerámica, azulejos o paneles de mármol, granito, vidrio o aluminio con láminas
de vidrio que encapsulan celdas fotovoltaicas.
Se trata de membranas
impermeabilizantes bituminosas, compuestas por muchas capas adheridas a celdas
fotovoltaicas de lámina delgada, usualmente una tecnología de muchos empalmes
compuesta por 2 o 3 capas de celdas fotovoltaicas superpuestas para producir la
máxima potencia eléctrica a través de todo el espectro solar.
La colocación de
las laminas delgadas fotovoltaicas directamente sobre la cubierta impermeabilizante
contribuye a generar energía en días de poca luz o nublados.
Las láminas son lo
suficientemente resistentes para caminar sobre ellas sin ser dañadas.
Tiene una
ventaja sobre los paneles solares de silicio por sus mejores rendimientos en
altas temperaturas y en situaciones de poca luz, sombras o módulos ensuciados.
Pueden transformar una azotea comercial no utilizada en una fuente confiable y
limpia de energía renovable durante 25 años.
Este tipo de membrana se adapta a
la forma del techo, imperceptible desde el nivel del suelo, no produce sombras,
cubiertas con celdas fotovoltaicas de silicio amorfo diseñadas para que
parezcan tejas planas de asfalto convencionales, que reemplazan cubiertas para
techos como tejas, laminas de zinc y baldosas de concreto. Ocupan el lugar de
varias tejas convencionales en una tira o coinciden con las tejas
convencionales en tamaño y flexibilidad y pueden ser engrampadas directamente a
la cubierta.
El sistema de techos solar fotovoltaico consiste en una serie de tejas fotovoltaicas, un
inversor, baterías y cableado. Alta sensibilidad a niveles bajos de irradiación
solar y luz difusa.
Fuente:
Suplemento Construcción, diario El Plata.
Mayo
2016.