Juzgar o no juzgar



El juicio ligero resulta tan letal e irreparable en el orden moral como lo es el gatillo facil en el orden fisico.
 Se suele decir que no hay que juzgar, hay quienes no emiten juicio amparandose en la pregunta ¿Quien soy para juzgar?  Se sostiene que no se puede opinar si no se ha vivido exactamente la situacion sobre la cual alguien se expide. En una primera aproximacion se trata de expresiones que lucen sensatas ¿pero hasta que punto quienes se esfuerzan por evitar un juicio terminan carcomidos por la culpa debido a que no dejaron de juzgar y condenar? 
El no-juicio es muchas veces una coartada para evadir un atributo humano fundamental: la responsabilidad. Acaso sea mas sincero y moralmente mas honesto emitir nuestros juicios y asumir la responsabilidad por ellos. Esto nos ayudaria a pensar, y sobre todo a ejercitar el pensamiento critico, esa herramienta esencial y hoy en desuso, sustituida a menudo por el escrache y el linchamiento verbal irresponsable y sobre todo, hipocrita. 
Por lo demas, juzgar con responsabilidad es a su vez, aceptar ser juzgado del mismo modo.





Fuente: Revista La Nacion Agosto 2014. Sergio Sinay. Dialogos del alma.