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Nuestro cerebro también depende
de una buena nutrición.
Diversas investigaciones muestran que las dietas
tradicionales mediterráneas, escandinavas y japonesas, ayudan a mantener un
bienestar cognitivo y psicológico.
La ciencia ha demostrado que la malnutrición
y la desnutrición están asociadas con alteraciones cerebrales y un impacto
cognitivo. Además, diversos trabajos científicos muestran que ciertos alimentos
podrían aliviar algunos síntomas psiquiátricos. Un ejemplo son los ácidos
omega-3, que se encuentran en algunos tipos de pescados y mariscos e incluso
algunos científicos sostienen que podrían tener un efecto protector frente a la
depresión y el deterioro cognitivo. Los antioxidantes que se hallan en frutas
secas como nueces y almendras, aceites vegetales, té verde, cacao y tomate, también
parecen estar involucrados en la salud cerebral.
La hipótesis es que una alimentación
saludable tiene un rol importante en la salud neuronal y protegería al organismo
de procesos inflamatorios asociados con trastornos como la depresión, la
bipolaridad y la enfermedad de Alzheimer.
Es necesario llevar una dieta
completa, variada y equilibrada, de modo que aporte todos los nutrientes que el
cerebro necesita y que cuide también la salud cardiovascular, porque sabemos
que lo que le hace bien al corazón, le hace bien al cerebro.
Se destacan las
dietas mediterráneas, que se caracterizan por ser ricas en frutas, vegetales,
nueces, cereales integrales, pescado y aceite de oliva, y bajas en azúcar,
alimentos procesados y carnes grasas. Y además, se debe realizar actividad física
con regularidad, tener un buen descanso, reducir el estrés, evitar el sobrepeso
y la glucemia, tener vida social activa y desafíos intelectuales.
Es saber
cuidarse para vivir mejor.
Fuente:
Revista Viva.
Abril 2017.
Dr. Facundo Manes,
neurólogo.
De la cabeza.