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Dejar atrás los paradigmas que frenan nuestra posibilidad de disfrute y plenitud son las claves para cargarnos de fuerza y lograr la gran meta de una existencia feliz.
Se puede aprender a ser feliz? Esta pregunta que se ha hecho el hombre desde el inicio de los tiempos, hoy tiene una respuesta que a todos nos sirve escuchar, pues la felicidad es algo que todos buscamos. Las investigaciones han demostrado que las personas podemos aprender a ser felices, que podemos desarrollar el optimismo (aún siendo pesimistas por naturaleza) y que podemos vivir una vida con más alegría, amor, éxito y abundancia si nos lo proponemos.
Todo comienza en el momento en que tomamos conciencia de que hay dos grandes fuerzas que mueven al mundo: el miedo y el amor. Miedo y amor, dos paradigmas y una elección. Podemos estar llenos de miedo o llenos de amor. El amor es la fuerza de curación más potente del mundo.
Los frutos del miedo son: rigidez, desmotivación, sacrificio, resentimiento, violencia. Cada uno de esos frutos hace que perdamos un poco de la confianza que tenemos en nosotros mismos. Los frutos del paradigma del amor son: flexibilidad, motivación, optimismo, excelencia, esfuerzo, perdón, paz interior. Cada uno de estos frutos construye nuestra confianza.
A veces resulta difícil vencer los miedos. Hay momentos de crisis o inseguridad donde pareciera casi imposible darle una interpretación positiva a nuestros problemas. El miedo puede convertirse en un gran aliado, si aprendemos a escucharlo y atenderlo. Vivir sin miedo no se trata de no sentir temores, sino de sentirlos sin permitir que nos detengan. Asumir cautela significa asumir el compromiso y asumir el compromiso significa transformar todo en acción y así alcanzar nuestras metas.
Fuente: Revista Psicología + positiva. Verónica de Andrés. Opinión
