Maduracion cognitiva y emocional

#mecanismos #aprendizaje #entrenamiento #desarrollo #maduracion #vidas #padres #adultos #adolescencia

La maduración cognitiva (vinculada a mecanismos mentales del aprendizaje, el pensamiento, la inteligencia y la memoria) y la emocional no van necesariamente juntas ni parejas. La primera responde a ciclos evolutivos que los seres humanos cumplimos a determinadas edades y que no varían significativamente con la historia. La maduración emocional tiene que ver con la capacidad de reconocer y expresar emociones. 

Aunque se pueda contribuir con ciertas técnicas de entrenamiento (sin apurar ni saturar) lo cognitivo sigue tiempos y cursos naturales. No es tanto lo que se espera allí de los padres y los adultos. Pero sí tienen responsabilidad esencial e intransferible en la maduración emocional y en el desarrollo moral. 
El modelo de vínculos que los padres establezcan entre ellos con el mundo y con sus hijos, la forma en que vivan los valores que proclaman, el patrón existencial que sus hijos vean en ellos (vidas materialistas, fines que justifican medios o vidas comprometidas con fines valiosos) contribuirán a la maduración y a que elijan de modo que terminen por construir vidas con sentido. 

Para ello necesitan padres que lideren el vínculo, que asuman su función de guías emocionales no a través del discurso sino de presencia y actitudes cotidianas, en pequeños actos, en conversaciones casuales, en lo que se ve y se comparte. Ni ausencia ni complicidad, ni imposición arbitraria ni clientelismo afectivo. Padres adultos que actúan como tales resultan faros confiables y necesarios para hijos que navegan en el ancho y turbulento mar de la adolescencia. 


 

Fuente: Revista La Nación. Diálogos del alma. Sergio Sinay.