Vitaminas. Vitamina D y salud mental

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 Los factores que determinan la salud mental de una persona son variados y complejos. Y así como ésta es un factor clave en la incidencia de enfermedades cardíacas, hormonales o digestivas, las investigaciones le asignan similar importancia en los trastornos emocionales y psicológicos.


La vitamina D es esencial para mantener el nivel normal de calcio en sangre, lo cual resulta vital para el crecimiento de los huesos y el mantenimiento de la densidad ósea, pero también, para el adecuado funcionamiento del sistema nervioso.

Es útil tener presente que a mayor edad disminuye la capacidad de la piel para sintetizar vitamina D y que, a su vez, parece tener también una función anti envejecimiento.


Esta vitamina participa en la síntesis de serotonina y dopamina, sustancias cuya deficiencia se vincula con la  depresión, el malhumor, los miedos, las preocupaciones excesivas, las crisis de angustia o los ataques de pánico. La vitamina D actúa sobre algunas proteínas del cerebro que se hallan involucradas no sólo con el estado de ánimo sino además con el aprendizaje, la memoria, la regulación de los movimientos corporales y posiblemente también con la conducta maternal y social

La carencia de vitamina D es muy frecuente, pero muchas personas creen que no tienen riesgo de padecerla por consumir alimentos fortificados con vitamina D. La única forma de tener certeza sobre su nivel es a través de un análisis de sangre y siempre conviene que el médico (incluido el psiquiatra) lo solicite.


Fuente: Revista Viva. Diciembre 2015. Dr Norberto Abdala. Médico y psiquiatra