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Sea cual sea la distribución del baño, es
importante asegurar un ambiente sereno y despejado. Para eso hay que tratar que
haya el mínimo de objetos a la vista: un lugar repleto de cosas, de muebles y
pequeños elementos es agobiante y resta espacio. También es importante que la
luz pueda viajar, sin que encuentre obstáculos. Para eso se deben usar
elementos transparentes, como mamparas y puertas de cristal y olvidarse de las
cortinas de ducha. Disfrutar de una visión panorámica de todo el espacio, sin obstáculos
visuales, ampliara el baño.
En cuanto a los muebles, son preferibles los
abiertos, blancos o en tonos beiges, de poco fondo, de diseño liviano. También
se debe prescindir de los frentes compactos. La idea es que se trate de muebles
tipo cómoda que no ocupen las partes altas de la habitación, aunque se pierdan
metros de suelo no se perderán en libertad de movimientos de cintura para
arriba y la percepción de perdida de espacio será mucho menor. Son ideales los
sanitarios suspendidos o volados.
Siempre que se pueda se debe potenciar y
reforzar la luz natural. La claridad es el objetivo. Para ello se deben usar
tonos claros, no necesariamente blancos.
También se debe jugar con las
texturas. Combinar distintos materiales es una manera sutil de crear distintos
planos y ganar profundidad.
Tampoco hay que olvidar los brillos: espejos y
revestimientos satinados, ayudaran a potenciar la amplitud.
En cuanto a la luz
artificial, es mejor una luz intensa y una temperatura de color neutra llamada
luz de día para definir y marcar el espacio.
Fuente:
Suplemento Construcción,
diario El Plata.
Agosto 2014.