Azulejos. Historia del azulejo



Un azulejo es básicamente un pequeño ladrillo vidriado o esmaltado que se usa para revestir paredes o suelos. Además de la cerámica, históricamente los azulejos también se fabricaban con mármol, ónix y granito, entre otras piedras. El vidrio y la cerámica esmaltada se han combinado de muchas maneras en la arquitectura, formando sencillos cuadrados o complejos mosaicos y frisos de estilo bizantino. 
La palabra española azulejo viene del árabe azzulayga, un indicio significativo sobre el posible origen de esta pieza. 
El arte del azulejo floreció en las más distantes culturas, desde Persia y el mundo islámico hasta Ceilán, Holanda, China y Japón. Mezquitas, mausoleos y mansiones eran decoradas con azulejos, donde se creaban motivos florales y caligráficos de geometría compleja. En la ciudad de Isfahan, en Irán, es un modelo la madrasa de Imami. Allí se unen a la perfección el arte de caligrafía y la ornamentación con azulejos, cercana al arte abstracto. Hay otros ejemplos que datan de los siglos 13 al 16 en ciudades como Bukhara en Uzbekistan, pero también en el norte de África, en Marruecos, Túnez y Egipto. 
Con sus azulejos de tonos celestes, amarillos o anaranjados, la arquitectura persa se difundió hasta llegar a las tierras del Imperio Otomano en la actual Turquía. Desde España y Portugal, la técnica y el arte cerámico ligado a los azulejos llego a Holanda y se estableció en Delft, con artesanos que producían para la aristocracia y los más ricos. Los azulejos de Delft, azules y blancos, conquistaron el norte de Europa y fueron muy imitados. 
En el siglo 19 Inglaterra y Francia lideraron la producción industrial de azulejos. 
En Japón la ciudad de Kioto muestra en los barrios de Higashiyama y Gion, edificios con azulejos de la tradición Kawara, que llego al país con la religión budista en el siglo 6 de la era cristiana. Con imágenes de estrellas, flores y animales, estos azulejos no solo protegen el techo de las casas, también creen en Japón que son una cobertura para preservar una casa de los desastres naturales. Los azulejos  maravillan a los observadores ante la sutileza de la decoración. 


Fuente: 
Suplemento viajes, diario Clarín. 
Septiembre 2015. 
El Viajero Ilustrado.