Un rincon de lectura que
dominaban los chicos se renueva para ser disfrutado también por los padres.
Una
biblioteca divina, se convirtió con el correr de los años en un deposito de
revistas, cuadernillos de colegio, libros y juguetes.
En primer lugar sacamos
todo de la biblioteca y empezamos a filtrar las revistas, cuadernos y libros en
desuso.
Una vez seleccionados ubicamos los libros de adultos en los estantes
mas altos y los de los chicos en los que están mas a su alcance.
Le damos aire
a los estantes para que se luzca el mueble, sacando las cosas de alrededor.
Colocamos almohadones nuevos sobre los asientos para hacerlos mas comodos.
Colocamos una mesita frente a los asientos, para apoyar una bandeja.
Para
enmarcar el espacio, colocamos una alfombra de tejido natural que la hace muy
amigable para que jueguen los chicos.
La biblioteca tiene forma de U invertida
y en el centro ponemos un sillón nido con confortables almohadones, que invitan
a una siesta después de buena lectura.
Fuente: revista Living.
Edicion
aniversario, N* 73.
Maria Cleris.