Durante mucho tiempo se creyo que
los niños no se deprimían por presuponer que carecían de la madurez necesaria.
Admitir su existencia permite realizar un diagnostico precoz y un tratamiento
adecuado.
Los síntomas de depresión en el niño son diferentes de los habituales
del adulto, por lo cual en muchas ocasiones no resultan visibles ni detectados
por los padres, familiares o maestras. A pesar de que los niños no pueden poner
en palabras sus sentimientos lo manifiestan de otras maneras, en la forma de
actuar, jugar y pensar.
Los síntomas dependerán de la etapa de desarrollo en
que estén:
1) en los lactantes se manifiesta en trastornos del sueño o de la alimentación.
2) entre los 2 y 5 años se expresa con temores, cambios de conducta, abandono
del juego, necesidad de estar acompañados, conductas regresivas, agresividad,
irritabilidad, inquietud, enfermedades a repetición (anginas, resfríos), fallas
en el control de esfínteres o golpes frecuentes.
3) en la edad escolar, es
decir entre los 6 y los 12 años, se traduce en inhibiciones, bajo rendimiento
en el aprendizaje, menor capacidad de concentración, aislamiento, agresividad,
irritabilidad, desgano, falta de motivación y quejas somaticas
(gastrointestinales, respiratorias, dolores diversos).
El tratamiento
fundamental es la terapia psicoanalítica.
Fuente: Revista Viva.
Consultorio.
Dr. Roberto Abdala.
Agosto 2013.