El sueño. Polo matinal de la angustia

Una persona adulta necesita un promedio de 7 a 9 horas de sueño nocturno para despertarse con un adecuado estado de animo y de energía para encarar sus actividades cotidianas de manera satisfactoria. 
El sueño es una actividad cerebral que tiene diversa etapas que se suceden de manera predeterminada. Una de ellas, la etapa de sueño profundo es primordial para proporcionar un buen descanso. Durante el sueño se producen y se re acondicionan los niveles de serie de sustancias hormonales y químicas del cerebro necesarias para un adecuado bienestar. 
Para infinidad de individuos, el despertar suele ser el peor momento del día por sentir que no se pueden levantar de la cama. Prestigiosos y antiguos psiquiatras llamaron a este malestar “polo matinal de la angustia”, pero en la actualidad se han encontrado varias causas que lo producen. Esto suele ocurrir en algunas personas sin motivo o factores que lo justifiquen. En otras en cambio, suele ser consecuencia de excesivas preocupaciones, situaciones de mucha carga emocional, perdidas afectivas, económicas o de salud, conflictos familiares prolongados… Las explicaciones hacen foco en 2 hormonas: el cortisol y la DHEA. Ambas hormonas son fabricadas por las glándulas suprarrenales. El cortisol prepara al organismo para encarar los esfuerzos físicos del día. Si escasea causa cansancio y si se produce en exceso angustia, miedo, tristeza y falta de motivación. La DHEA, por su parte produce aumento de energía, de vigor y estado del animo, fortalece la memoria y la capacidad de pensar. Incrementa la masa muscular. Su escases afecta las acciones mencionadas. A su vez, los desniveles de estas hormonas comprometen los niveles de serotonina cerebral, cuyo descenso ocasiona desordenes emocionales. 



Fuente: Revista Viva. 
Noviembre 2013.