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Solo se trata de respetar algunas
consignas, consumir porciones chicas y alimentos bajos en calorías, para lograr
no tener un abdomen abultado.
La propuesta de los nutricionistas se basa en 4
comidas (desayuno, almuerzo, merienda, cena) que contengan infusiones sin
galletitas ni pan, una ración de carne, pescado o pollo tamaño de la palma de
la mano acompañada por una guarnición de verduras, una fruta y mucha agua. Es
básico beber agua. No infusiones ni bebidas dietéticas ni jugos sintéticos.
Agua mineral o de la canilla. 
En el hipotálamo, el centro del apetito y de la
sed están ubicados muy próximos. Por lo tanto, cuando sienta ganas de comer
algo dulce, en realidad no es hambre lo que tiene el organismo sino sed.
Intente combatir el pedido interno con ¼ litro de agua.
Mas del 60% del
organismo es agua. Lleve agua a la mesa de luz. Es común que durante el inicio
de una dieta se despierte de noche porque el organismo siente las
modificaciones y la despierta. En ese caso, no es comida lo que precisa sino
agua.
Las harinas son adictivas. 
La actividad física es un buen complemento
para la dieta alimentaria.
Beba agua, muévase, respire aire libre, acepte la
dieta de descenso rápido que escogió y el verano será tan fantástico como lo
pensó.
Fuente: Suplemento Moda y Belleza, diario El Plata. Enero 2014.