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Hay palabras que se asocian directamente a las relaciones de pareja.
Amor, compromiso y alegría son solo 3 de las más comunes. Sin embargo, hay algo de lo que pocas veces se habla y que tiene una influencia determinante: el dinero.
Los desacuerdos aparecen cuando falta plata o cuando las personas tienen distintos objetivos en relación a como gastarlo. Por ejemplo, uno quiere mandar a los chicos a un colegio caro y el otro a uno público. Uno quiere ir de vacaciones todos los años y el otro cada 2 años, etc.
Cuando 2 personas se están conociendo, lo más probable es que se cuenten anécdotas y compartan pensamientos bien íntimos pero jamás hablaran de cuestiones monetarias. Pero cuando la pareja esta consolidada, hay cosas que necesariamente uno tiene que conocer como por ejemplo si tiene deudas o si mantiene a los padres. Otro de los conflictos más comunes aparece cuando hay mucha diferencia entre lo que gana uno en relación a lo que gana el otro. En este caso hay una relación de poder a la que se debe estar atento, más aún en los casos en que uno de los 2 no trabaja y depende absolutamente de su pareja.
El tercer problema aparece cuando uno de los dos pierde el trabajo y deben intercambiarse los roles. En muchas de estas situaciones, hay uno que termina con su autoestima afectada y sin saber resolver la situación.
Si esto no se resuelve, no solo se corre el riesgo de que la pareja se rompa sino también de caer en lo que se conoce como “infidelidad financiera”. Muchas veces una persona termina escondiendo dinero cuando en el trabajo le pagan un plus. La fórmula está en que las 2 partes estén conformes con la manera en que se gasta el dinero en la casa, no importa cual sea. Pero para saber si el otro está satisfecho, no hay otra manera que hablar.
Existen muchas variables de organización como crear un pozo común o dividir los gastos esenciales.
Fuente: Vida Hoy, diario Hoy. Abril 2014.