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Es importante tener en cuenta los
principales riesgos y consecuencias de la exposición sin protección, el primer
riesgo es la radiación UV presente en los rayos solares, la cama solar y otras
fuentes emisoras de radiación, produce efectos a corto y a largo plazo sobre la
piel.
Entre los efectos a corto plazo se encuentran el enrojecimiento, la pigmentación
oscura inmediata que se produce en minutos y puede permanecer varias horas, el
oscurecimiento persistente que se produce en horas y puede permanecer por
varios días, la pigmentación tardía, que se desarrolla en días y permanece por
semanas y la pigmentación duradera que permanece meses o mas después de la exposición
inicial. También la resequedad de la piel, a veces la picazón y el edema o hinchazón.
A mediano y a largo plazo se producen, manchas solares que se presentan en
zonas típicas como el bozo, las mejillas y la frente conocidas como melasma.
Otras llamadas lentigo son aquellas conocidas como “manchas de la vejez”, en
realidad producto del foto daño solar.
Otro cambio es el afinamiento y
adelgazamiento de la piel.
El daño es acumulativo y comienza el primer día que
la persona se expone a las radiaciones sin la correspondiente protección.
También es cierto, que el sol tiene beneficios para nuestro cuerpo, que radican
en la síntesis de vitamina D. Hay determinados momentos del día para exponerse
al sol. No hacerlo entre las 11.30 y las 16.00 horas. En la ciudad también es
necesaria la protección solar.
Fuente: Suplemento de Estética, diario El Día.
Noviembre 2013. Dra Laura Mijelshon, dermatóloga.