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En otras épocas, las familias
solo se ensamblaban en caso de que uno de los esposos falleciera y se casara
nuevamente.
Cuando dos padres deciden separarse, a la tristeza, bronca o
desilusión, se le suma una gran movilización. Todo debe volver a pactarse.
Aparecen nuevos horarios, días de los hijos con “el otro”, reorganización en la
administración del dinero, cambios de espacios sociales antes compartidos. Y si
a su vez alguno de los progenitores, o ambos, arman nuevas parejas, aparecen
otros desafíos.
En el caso de las familias ensambladas, o de, por ejemplo un
hombre sin hijos que se une a una mujer que si los tiene.
Adaptarse a la nueva situación resulta complicado para toda la familia.
Los chicos se deben adaptar a un nuevo miembro familiar y viceversa. Si una de las partes tiene hijos de una anterior pareja, suele sentirse culpable por dedicarle mas tiempo a chicos que no son los propios. También hay que lidiar con el ex.
Adaptarse a la nueva situación resulta complicado para toda la familia.
Los chicos se deben adaptar a un nuevo miembro familiar y viceversa. Si una de las partes tiene hijos de una anterior pareja, suele sentirse culpable por dedicarle mas tiempo a chicos que no son los propios. También hay que lidiar con el ex.
Es muy común que se generen
problemas cuando se traen hijos de matrimonios anteriores, porque a veces
boicotean la nueva relación para hacer presente a la mamá o al papá ausente.
Entonces, si la nueva pareja no esta firme, empieza a tambalearse. En cambio si
ambos demuestran seguridad, los chicos, de a poco, van a encontrar contención y
un lugar de salud, aunque les cueste.
Fuente:
Guía para Padres. Jardín de Genios.
Octubre 2005.
Licenciado Carlos Titolo.
Guía para Padres. Jardín de Genios.
Octubre 2005.
Licenciado Carlos Titolo.