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¿Que inseguridad nos gobierna
para creer que se llevaran eso que es (o creemos) nuestro? 
Revisemos nuestras
posesiones. En verdad, tomemos conciencia plena de la intención y la actitud de
poseer. ¿Que nos pertenece o creemos que nos pertenece y tenemos miedo de
perder?.
Los celos nos invitan a pensar (aunque operen en sentido contrario en
todo aquello que pueda parecernos amenazante). Como viviendo en una torre de
control, podemos pasar de ser ángeles a convertirnos en demonios guardianes. Lo
que en un principio pareciera ser una respuesta emocional natural e inocente
ante el temor, propio y esperable de la especie humana, puede llegar a
convertirse en el rugir más feroz de los motores del sentimiento de odio, egoísmo
y venganza.
Si lo pensamos bien, más allá del daño que podemos provocarle a
quien o aquello que creemos poseer, así como también al supuesto ladrón, en
definitiva los celos terminan siendo una patología autodestructiva. 
Quien más,
quien menos ha tenido incertidumbre, angustia, estado de alerta permanente, estres,
distorsión del sentido de la realidad, persecución, violencia.
Revisemos
nuestras posesiones.
Ante todo, intentemos ser conscientes de si nos tenemos o
poseemos y como nos consideramos o pertenecemos a nosotros mismos.
Fuente: 
Revista La Nación
Abril 2014.
Eduardo Chaktoura.