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Es frecuente que la gente piense
que hace suficiente ejercicio en el trabajo. Muchos piensan que son demasiado
viejos para empezar, otros que su forma física ya es demasiado mala para
intentar recuperarla.
Obesidad, diabetes o alguna discapacidad física, pueden
ser las razones que desanimen al sujeto para comenzar a realizar actividad física.
Pero en muchas ocasiones son simplemente la pereza o las expectativas de fatiga
y dolor las que impiden que ni siquiera
llegue a intentarse.
30 minutos de actividad física regular disminuye el riesgo
de mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Previene o retrasa el
desarrollo de hipertensión arterial y disminuye los valores de tensión arterial
en hipertensos.
Mejora el perfil de los lípidos en sangre.
Mejora la digestión y
la regularidad del ritmo intestinal. Incrementa la utilización de la grasa
corporal y mejora el control del peso.
Ayuda a mantener y mejorar la fuerza y
la resistencia muscular, incrementando la capacidad funcional para realizar
otras actividades físicas de la vida diaria.
Ayuda a mantener la estructura y función
de las articulaciones.
La actividad física de intensidad moderada, no produce
daño articular.
Ayuda a conciliar y mejorar la calidad del sueño.
Ayuda a
liberar tensiones y mejora el manejo del estres.
Disminuye el riesgo de caídas,
en adultos de edad avanzada.
Ayuda a controlar y mejorar la sintomatología y el
pronóstico en numerosas enfermedades crónicas.
Fuente:
Revista Urquiza es Única.
Agosto 2014.
Stella M. Carbajales,
lic. En actividad física y salud.