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Llegó la época de calzarse la
malla y aparecieron los deportistas de temporada. Esos que pretenden bajar en
un par de meses el exceso de calorías que consumieron durante todo el año. Ante
el apuro por bajar la panza, muchos se ejercitan abrigados con la ilusión de
eliminar las grasas más rápido. Pero esa creencia es errónea: transpirar no es sinónimo
de adelgazar.
El boca a boca se encargó de difundir este mito, que nada tiene
de cierto.
La transpiración es una forma del organismo de regular su
temperatura. Con el sudor no se eliminan grasas, sino agua y sales minerales.
El peso que se pierde se recupera al volver a consumir líquidos.
Además de que
las grasas no se convierten en sudor, tratar de aumentar la transpiración puede
resultar peligroso.
La bebida puede estar fresca, aunque no helada. Y la
cantidad dependerá de la necesidad de cada persona y de la intensidad del
ejercicio que se practique.
Lo importante es ir tomando tragos y no esperar a
sentir sed, porque muchas veces esta sensación aparece cuando el cuerpo ya esta
deshidratado.
Fuente:
Enero 2015.
Marilyn Schreiber, profesora
de gimnasia.