El ejercicio del poder


Muy a menudo se ha dicho que el poder corrompe. 
Pero quizá sea igualmente importante comprender que también la debilidad es un elemento corruptor.
 El ejercicio de la autoridad pervierte a una minoría, mientras que la debilidad corrompe a la mayoría.
 El odio, la malignidad, la grosería, la intolerancia y la desconfianza son frutos de la debilidad.
 El resentimiento de los débiles no emana de la injusticia que se les haga, sino de su propia conciencia, de su ineptitud y su apatía.
 El regalo salvador que podemos hacer a estos es dotarlos de aptitud para ayudarse a si mismos.
 Debemos aprender la manera de comunicarles las habilidades técnicas, sociales y políticas que les permitan obtener por su propio esfuerzo pan, dignidad humana y fortaleza.
 Selecciones del Riders Digest.