Esta regla se castiga con un tiro
libre a 12 pasos de distancia de la meta, se estableció para atemperar el juego
brusco.
William Mc Crum, hacia 1.885 era propietario de un molino y los sábados
jugaba al futbol con sus amigos en el Club Everton, de Milford, pueblo ubicado
a 70 Km de Belfast, Irlanda.
Y aunque el era arquero, argumento que para frenar
la violencia debía sancionarse con un tiro libre a toda infracción que se
cometía dentro del área.
Al cumplirse el
centenario de la universalización de la ingeniosa regla, el Consejo de Milford
decidió rendir un homenaje, al ciudadano William Mc Crum inventor del penal y
para esto mando erigir un busto que lo recuerda y de paso sirve de referencia
turística.
Por eso, hoy a 120 años de la reglamentación del penal, los réferis
raramente cobran alguno, porque todos los agarrones, patadas y manos que
frustran a los delanteros y que en toda la cancha son infracciones y se
sancionan, dentro del área no los ven.
Texto extraído de suplemento deportivo
diario El Plata.