Dentro de la variada producción
pictórica, la paisajística ocupa un relevante lugar.
En sus cuadros raras veces
aparecen figuras humanas, y cuando lo hacen se las ve generalmente de atrás.
Las montañas aparecen como forma facetada y maciza. Los cielos son siempre
plomizos, lo que crea una sensación de fuerte dramatismo.
Los paisajes elegidos son
poblaciones pequeñas del interior de la Argentina y también arrabales de Buenos
Aires.
Allí podemos ver las callejuelas de tierra, los postes del telégrafo ,
las zonas todavía cubiertas de vegetación en un marco de extrema sencillez.
En
los retratos Spilimbergo, eligio personajes de condición sencilla. Uno de sus
trabajos más sobresalientes es el retrato de una anciana con el rostro surcado
por arrugas, que parecen las marcas de una vida ardua y sacrificada.
Hay un elemento inconfundible en
los retratos de este pintor y son los grandes ojos, que muestran la
sensibilidad de los personajes.