Al olivo – árbol bíblico- se lo
reconoce por su copa ancha y hojas verdes perennes que pueden vivir siglos. Tan
antiguo como el olivo es su aceite. Comenzó siendo utilizado para la
consagración de los sacerdotes y los reyes de Israel. También sirvió para ungir
a los emperadores del Sacro Imperio y a los monarcas europeos.
Desde hace décadas, el aceite de
oliva se comercializa envasado en botellas de vidrio o plástico, así como en
bidones. Deben ser de color oscuro para proteger el producto de la luz.
España es el mayor productor
mundial. El aceite de buena calidad tiene el sabor afrutado, un amargor medio y
un pequeño toque picante. En la calidad del aceite de oliva extra pueden
incidir la luz, el calor y el tiempo, ya que aumenta su grado de oxidación. El
producto vencido se reconoce por su sabor rancio y mohoso.
En las primeras olimpiadas 700
años antes de Cristo, se confecciono la primera antorcha de ramas de olivo. Tan
importante era el cultivo que el ganador era premiado con una corona de ramas
de olivo. Desde aquella época es símbolo de paz y amistad.
Suplemento diario Clarín.