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Cuando alguien
escucha la palabra “alergia”, inmediatamente piensa en el polen, el polvillo
casero, los ácaros del polvo o el pelo de los animales, o también algunos
medicamentos, o alimentos entre otros alérgenos más o menos conocidos. Pero
existen otros agentes menos conocidos, capaces de desencadenar reacciones orgánicas
muy desagradables y en ocasiones severas. Las alergias a la canela, el ajo, la
pimienta negra, la vainilla, como así a
muchos químicos componentes de los alimentos afectan al 3% de la población. 
Las
mujeres tienen mas probabilidades que los hombres de desarrollar una alergia a las especias, porque estos ingredientes no solo están presentes en la comida,
sino que además se utilizan habitualmente en los cosméticos, ya que el
maquillaje, los aceites corporales, la pasta dental y los perfumes, pueden
incluir mas de una especia.
Por otro lado algo tan habitual como el agua de la
canilla puede tener parte de la culpa en el aumento de las alergias a los
alimentos, debido a los productos químicos que contiene este liquido. Los altos
niveles de diclorofenoles- una sustancia química de los pesticidas-que se
emplea para clorar el agua, están asociados con alergias alimentarias. 
Los
teléfonos móviles, las plantas ornamentales exóticas, los vinos, los germicidas
de los conservantes, la carne de res, el oro e incluso el sudor, son algunos
productos o elementos, que pueden desencadenar reacciones en algunas personas
sensibles.
Texto extraído de SUPLEMENTO DE INTERÉS GENERAL diario Clarín.