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Desde el siglo 16 en adelante,
Nuremberg tiene una tradición juguetera
que la enorgullece.
Sus primeros artesanos crearon en Europa esos caballos de
madera donde se hamacaban los niños, también popularizaron las casas de
muñecas,los soldaditos de plomo y las muñecas de porcelana.
En los siglos 19 y 20, las
primeras fábricas producían ya juguetes de metal y mecanismos de relojería –a cuerda
o electricidad-.
La post-guerra y los cambios sociales ocurridos desde la década
de 1.960, desplazaron el metal por el plástico. Luego Playmobil llegó con sus
miniaturas y después Lego aporto los ladrillitos.
Un indicador de esta tradición
es la Spielwarenmesse Nürnberg, la feria
mundial de la industria juguetera que se hace desde 1.949. Se trata de una cita
prohibida para menores de 16 años. Esta feria solo admite a los profesionales
de la industria. Todos los años a fines de Enero, la Spielwarennmesse abre sus
inmensos pabellones dedicados a los hobbies, aeromodelismos, trenes a escala,
juguetes de madera, juguetes técnicos o educativos.
En el casco antiguo de
Nuremberg funciona una ruta del juguete que incluye negocios especializados. Es
el caso de los artesanos reunidos en el Hand-wererhof, un mercado popular
ubicado frente a las murallas medievales.
Siempre en Nuremberg los juguetes
convocaron a chicos y grandes, porque encarnan una tradición más que
centenaria.
Texto extraído de SUPLEMENTO DE VIAJES diario Clarín.