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Los pioneros de la industria
azucarera, introdujeron varias clases tropicales a comienzo del siglo 20, para
usarlas como protección de riberas, pues por su rápido crecimiento se convierte
en un biofiltro ideal para la depuración de aguas contaminadas y la fijación de
grandes cantidades de carbono en el aire.
Los números de su comercialización en
Oriente interesaron a Occidente. Mueve un comercio mundial que ya supera los 15
mil millones de dólares anuales y que solo en Argentina, ocupa 20 millones de hectáreas.
Muchos emprendedores y compañías multinacionales comenzaron a buscar nuevas
formas para este material que ofrece 1.500 utilidades posibles, con
aproximadamente 2,5 billones de personas que consumen artículos diversos de bambú
y más de 1 billón que viven en casas fabricadas de sus resistentes cañas, por
su alto contenido de silicio. Tanto es asi, que en China han llegado a
utilizarlo incluso para hacer puentes.
El bambú produce 4 veces mas oxígeno que
la mayoría de las plantas y mejoran el proceso de fijación de nitrógeno en el
suelo.